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Para la Fiscalía y la Policía, es prácticamente un hecho que Enrique Augusto Olmedo Román, de 20 años, murió por su propia voluntad. Las evidencias halladas en la habitación del joven condujeron a dicha hipótesis.

Desde marzo último, el estudiante del 2º año de la carrera de Medicina, estuvo residiendo en uno de los apartamentos del edificio “Cristal”, situado en Minga Guazú, a escasa distancia de la Facultad de Ciencias de la Salud (FACISA) de la Universidad Nacional del Este (UNE).

En la mañana de este jueves, Enrique Olmedo debió rendir un examen en dicha unidad académica, pero no se presentó. Tal situación llamó la atención de sus compañeros, quienes luego de llamarle varias veces en el celular, fueron hasta la residencia de la víctima, golpearon la puerta insistentemente, pero no tuvieron respuesta.

Los también universitarios, pidieron una copia de llave al dueño del lugar y lograron abrir la puerta pero con mucha dificultad, pues Olmedo “lacró” prácticamente todos los accesos de aire de su habitación utilizando cinta de embalaje. Al ingresar, los jóvenes encontraron a la víctima en su cama ya sin signos de vida.

En la habitación se halló un brasero con mucho carbón aun ardiendo, lo que hace presumir a los intervinientes, que el estudiante montó el escenario para morir lentamente y sin dolor, aparentemente a sabiendas que el monóxido de carbono dejaría sin oxígeno el dormitorio.

La fiscal de turno, Juliana Giménez, cuenta con varias evidencias, que incluirían cartas y vídeos hechos por el ahora fallecido. Los intervinientes dijeron a este medio que algunos escritos encontrados en la pieza de la víctima, estaban dirigidos a su madre, a quien pidió perdón por haber tomado esa drástica determinación.